Desde bien pequeño jugaba a fijarme en los zapatos de la gente.
Me sentaba en el bordillo y con mi cabeza hacia abajo veía a la gente pasar. Primero analizaba sus zapatos, imaginando sus rostros; luego levantaba la mirada y comprobaba si la intuición que me irradiaban sus zapatos se asemejaba a la realidad.
Y ese "juego" de empatía entre el calzado y la personalidad lo trasladaba al colegio...y cuando se asomaba el profesor/a, esperaba con la mirada fija en el calzado que traía...en su firmeza al pi
sar, en la elección de los zapatos, en la velocidad del caminar, en su lustre, en su aspecto cuidado o descuidado...
Y solía acertar sobre el estado anímico que trasladaría a los que allí estábamos...porque tal vez sin saberlo, lo reflejaba en el calzado de su elección.
Y sin duda de ahí la frase ... "está mas contento que un niño con zapatos nuevos" ( surgida, parece ser, en tiempos de escasez y penuria) sigue resultando absolutamente vigente ayer, hoy y tal vez mañana: porque calzarse unos zapatos nuevos acertadamente elegidos, nos convierte en hechiceros del día que va a comenzar con predisposición seductora en nuestro propio ego.
Se trata de elegir con mimo el "calzado" diario para fijar con firmeza cada paso que damos.
La mayoría de las veces no hay marcha atrás; y la huella de cada paso queda impregnada para siempre...
RINCON DE INQUIETUDES CONVERTIDAS EN IDEAS DE CONCIENCIA RACIONAL/IDEARIO DE SENSACIONES ( POST CADA 15/30 DÍAS)
sábado, 30 de noviembre de 2019
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