En condición de "observador", asistí como espectador a una situación de "imprudencia" temeraria con resultado de vergüenza ajena. De esas situaciones que da mas rabia al que asiste sin participación activa- como mero testigo-.
Y ello me hizo pensar en las veces en las que la falta de prudencia puede hacernos caer en errores que quedan marcados para siempre en nuestras vidas. Errores a la hora de expresar, o al acudir a un evento social alejado de la pautas del protocolo ( mejor la discreción que la exageración) o de comer en público con gestos indebidos e impropios en el manejo del "arte de comer y beber" como si no hubiera un mañana.
Pensaba en el equilibrio que se debe mantener a la hora de escribir en las redes...en las palabras que se dicen ( la huella imborrable de las palabras...) , en la debida mesura a la hora de opinar,
prudencia al "estar" el tiempo justo como invitado en la casa de un anfitrión para evitar que deseen que nos vayamos...
sensatez a la hora de saber decir un adiós cuando debamos marcharnos, ponderando no estar de más ni tener que estar de menos...
En las relaciones sociales, denoto un abandono de este equilibrio que ha de presidir todas nuestras actuaciones colectivas por respeto a los demás....¡y a nosotros mismos!
A veces, lo peor, son LAS FORMAS
( https://www.toleranciasreflexivas.com/2008/01/lo-peor-son-las-formas.html)
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