Esperaba mi turno en la farmacia. Había un señor a mi lado de avanzada edad apoyado en dos bastones con los que apenas era capaz de guardar el equilibrio.
En la espera, husmeé con curiosidad su tierna mirada, cansada y diminuta... resaltando en lo que se podía ver del rostro las imperfecciones rugosas de la piel que quedaba al aire tras la mascarilla quirúrgica.
Y discretamente observé lo que aparentaba soledad y conformismo en su "ser y estar"
Y él miraba con curiosidad y suaves y temblorosos movimientos de cabeza la soltura de los rápidos desplazamientos y movimientos del farmacéutico
y seguro analizaba la confianza del boticario en un futuro esperanzador basado en sus expectativas joviales...y las noticias ilusionantes de la carrera y futura llegada a meta de la vacuna protectora...
Y pensé, en que por contra, el anciano, a buen seguro ocupa parte del tiempo diario dedicando sus pensamientos al futuro....su final...mas que pensar en la propia vida
( ojalá todos pusiéramos nuestro granito de arena para vacunarles con una sonrisa diaria)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes hacerme llegar tus comentarios. Los leeré con atención, pero nunca serán publicados. Gracias por compartir tus sugerencias