miércoles, 28 de diciembre de 2016

NEW YORK

He vuelto a estar en NY.
Me sorprende el contraste existente en el trato recibido en las instalaciones de los aeropuertos, para entrar y salir del pais, con el dispensado una vez cruzas esa raya física que te sumerge en la vorágine de la ciudad.
En la entrada en las dependencias del aeropuerto te das de frente con una autoridad policial y soberbia en un trato desconsiderado y descortés hacia los miles de personas que esperamos en fila india a ser revisados y ¿admitidos? para gastar nuestros ahorros.
En la ciudad, paseando por Manhattan, te sientes sorprendentemente bienvenido ( " you are welcome"...utilizado para devolver las gracias,  que no bienvenido... )  pero que podría servir para resumir la agradable sensación sobre el cemento de esa grandiosa urbe.
Sorprende que con la impresionante capacidad organizativa que tienen ( para todo usan cintas ordenando las filas de gente, en las calles y avenidas hay un único sentido de circulación, etc) se atasquen permanentemente las ambulancias y vehículos con preferencia sin ser capaces de solucionarlo en minutos y sin existir un carril habilitado para ello.
Me pregunto por qué un número importante de policías en la calle, son más anchos que altos.
Me impresiona que absolutmente todos los wateres sean del mismo corte y "confección".
Me alucina que no se dejen de escuchar bocinas de los coches a cada instante, y nadie, ¡¡ nadie!! tuerza siquiera el gesto al volante advirtiendo con aspavientos o gritos enfado con el prójimo. Tocan el claxon sin hacer una mueca.
Pongo a la musa de la libertad de espaldas,  convencido de que algún día se deje de atentar contra las libertades individuales de todos los que amenazan con resquebrajarla.
Me gusta el aire de Manhattan.


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